Limpiar techos y paredes

 Los techos se ensucian de polvo y las paredes también, además de huellas de dedos y etc, etc... 

Cogeremos un cubo y verteremos agua y un poquito de lavavajillas. Tan poquito que no llegue a hacer espuma. 

Una escoba de barrer tipo cepillo. 

Venden unos trapos para cubrir las escobas y que son muy útiles para la limpieza. Personalmente los utilizo. 

Se lo ponemos a la escoba y con cuidado y en una dirección se la pasamos al techo, a mi me va mejor a lo largo. Y vamos aclarando a medida que el trapo lo necesite. 

Después limpiamos las paredes, de arriba a abajo y procedemos del mismo modo. 

Y por último el zócalo. 

Te quedará sin una mota de polvo. Y si a algún rincón no has llegado, lo repasas. 

Se entiende, que si se tienen cuadros o fotos hay que quitarlos antes. 

:) 

Ya me contarás, qué tal. 

Verónica O.M. 

Calladito estás más guapo

 —A ti te faltan huev🥚s y a mi también. —Dijo la mujer a su marido y aquello no sonó nada bien.

—Explícate, mujer. —Su rostro había enrojecido como un  demonio sentadito al lado de las calderas y viendo a otros como avivaban el fuego.

—Qué no tienes lo que hay que tener para poner firmes a tu familia.

—Siempre estamos con lo mismo, ya eres cansina... Y a tí porqué te faltan.? —Preguntó.

—Para qué va a ser? para preparar una tortilla. Te faltan huev🥚s y también inteligencia. 

Verónica O.M. 

Perder peso de forma inteligente

 Perder peso despacio y no hace el efecto rebote.

He conseguido perder 8.500 gramos y poco a poco. 

1 Cocino y como sin sal.

2 Reduzco cantidad en lo que como y evito bebidas con gas y azucaradas. 

3 Como 1 platano diariamente, ya que me ayuda a equilibrar el peso, además me aporta potasio y evito las rampas o calambres en las piernas. 

Sin dietas, pero eso sí con cabeza y no atiborrándome de cosas que no me van a hacer ningún bien. 

Los nuevos hábitos que he  adquirido ya son para siempre. 

Sin prisas... ese es el secreto. 

Verónica O.M. 

Patio de luces

 

En la finca y por el patio de luces del edificio se escuchó un grito. Y no podía ser otra que la vecina del 5°B. No, no era la primera vez y conociéndola, tampoco sería la última.

La vecina del 4°B, salió por el lavadero y dijo en voz bien alta.

—Qué te pasa, vecina?

Y la otra respondió. 

—Me he encontrado una cucaracha en mi cocina. Y no lo entiendo... con lo relimpia que siempre la tengo. Espera un momento que ahora vuelvo. 

Se escuchó "un plaf" monumental. Y a la mujer chillando como loca. —Ya me la he cargao –Dijo triunfante. 

Y se escuchó a la otra chillando también . —El fregadero hay que taparlo y así no te encontrarás esos bichos y te ahorrarás el zapatillazo que has dao.

De más abajo se escuchó otra voz y por su tono bastante cabreada. 

—Ya está bien de tanto grito y tanto ruído. Carajo, que trabajo de noche y no me dejáis dormir. 

Y se escuchó un portazo que retumbó por aquel patio y las mujeres se metieron para adentro de su pisito y a seguir con sus rutinas mañaneras. 

Tanto a la una como a la otra les hubiera encantado charlar, pero...

La del 5°B, retiró con una servilleta de papel los restos de aquel bichito inocente y al tirarlo cayó en el poyete de la ventana del que no dejaban dormir. 

Podría haber caído en otro sitio, pero no... 

Y al día siguiente habrá bronca, sí o sí. 

Fin. 

Verónica O.M.