Suenan las campanas de la Iglesia del pueblo, uno de sus vecinos ha muerto.
Su viuda solloza muy emocionada, y en la calle hay otra mujer bastante desesperada, que posa su mano en su vientre y murmura despacito: ¡Hijo, este es el sinvergüenza de tu padre!
El cura sigue con su letanía, hace que la viuda llore con más desespero. A su lado está la madre de ella, que murmura para adentro: ¡Maldito, ojalá te pudras en el infierno!.
Autora Verónica O.M.
Vaya tela con el entierro...
ResponderEliminarRIP
Un espectáculo al que no hemos ido, ja,ja.
EliminarBesos
Menudo entierro! no será el cura el padre.
ResponderEliminarUn abrazo Verónica
No lo es, jaja, el pobre cura estará deseando acabar la misa y que todos se marchen a casita, menos el difunto, claro está...
EliminarUn abrazo
Me encanta cómo trabajas la antítesis, en dos conductas humanas, frente al finado. UN abrazo. Carlos
ResponderEliminarMuchas gracias, Carlos, me alegra que así lo veas.
EliminarUn abrazo
Nada, seguro que sera recordado, por todos y por todo..jeje,
ResponderEliminarUn abrazo Verónica.
Es cierto, algo así es difícil de olvidar, ja,ja.
EliminarUn abrazo
¡Vaya lío! ¿Seguro que el cura no tiene nada que ver?
ResponderEliminarAbrazote utópico.-
Si, un caradura en toda regla.
EliminarEl cura, no, si es un bendito.
Un abrazo 🌸
Yo estoy contigo Irma, yo para mi que el cura sabe más de lo que predica, jajaja, saludos de flor.
EliminarEstoy segura, de que la mujer no sabía que su esposo era un pica flor, y la única que lo sabía se lo contó al cura y este como estaba en secreto de confesión no a dicho ni muy, muy buen relato.
EliminarTe deseo una feliz noche besos de flor.
Mi apreciada Flor, ahí lo sabían todos menos el cura que al parecer ahora se está enterando.
EliminarBesos 🏵️